Además de instituciones de carácter académico como la Casa de la sabiduría, el islam desarrolló los hospitales tal y como los conocemos en nuestros días. El primero, y más elaborado, fue construido en el siglo VIII bajo al-Rashid (el califa de Las mil y una noches) pero la idea se difundió con rapidez. Los hospitales musulmanes de la Edad Media que existían en Bagdad, El Cairo o Damasco. Por ejemplo, eran bastante complejos para la época, mucho más que el Bimaristan en Gone deshapur. Tenían salas separadas para hombres y para mujeres, salas especiales dedicadas a las enfermedades internas, los desórdenes oftálmicos, los padecimientos ortopédicos, las enfermedades mentales, y contaban incluso con una sala de aislamiento para casos contagiosos Había clínicas y dispensarios ambulantes y los ejércitos disponían de sus propios hospitales militares. Los hospitales más grandes tenían mezquitas vinculadas a ellos, con madrasas (escuelas) en las que aspirantes a doctores de todo el mundo acudían a formarse. También fue en el siglo VIIT y en territorio árabe donde surgió la idea de farmacia o apoteca. Y en Bagdad, al menos, los farmacéuticos tenían que aprobar un examen antes de que se les autorizara a producir y prescribir medicamentos. Este examen evaluaba los conocimientos relativos a la correcta composición de las medicinas, dosis apropiadas y efectos terapéuticos. La contribución de los musulmanes en este ámbito, además de los remedios antiguos, incluye el alcanfor, la mirra, el azufre y el mercurio, así como la mezcla de jarabes y julepes. 9 Un texto en particular, la obra del siglo xIII de Ibn al-Baytar Al-Jami fi al-Tib (Colección de dietas y medicamentos simples) tenía más de un millar de entradas basadas en plantas que el autor había alrededor de la costa mediterránea. La noción de sanidad pública también empezó con los árabes, ya por ejemplo, los doctores visitaban las prisiones para determinar la existencia de enfermedades contagiosas entre los reclusos y prevenir su propagación.